sábado, 28 de diciembre de 2013

A las ardillas tampoco les gusta

Cual ha sido nuestra sorpresa al toparnos con esta noticia, con jugo y lecturas de profundidad. Recordarán ustedes la llegada a nuestra ciudad, hace un par de años, de una pequeña población de ardillas rojas. Recordarán también que se instalaron en las Cruces y que alguna pareja, aprovechando el castillo vacío por las reformas, se convirtieron en los nuevos dueños de la fortaleza.

Y no pagan el alquiler... los muy roedores.

Hasta ahí bien, pero resulta que ahora, con la reapertura de la Atalaya a a las visitas, las han pillado infraganti. Al parecer, Doña Constanza y Don Juan Manuel (como se las bautizó en V.C.) tienen cierta predilección gastronómica por esas gruesas y bastas líneas blancas que "decoran" la torre del homenaje y pretendiendo conservar el despiece almohade, han despertado la polémica. 

Vanguardia gastronómica en el mundo de la ardilla roja.

Con sus dientecicos de roedor royente, roen y rascan lo restaurado, saltándose a la torera el 1% cultural invertido y parecen hacerlo con saña, pues ya se aprecian los daños de su extraña litofagia.

Mirad, cómo recorta en silueta... en pleno acto vandálico.

Los responsables de la restauración, bromeando con que si no les gustó la reforma de su casa a las traviesas ardillas, han tomado medidas y ya hoy se pueden ver "centinelas" gatunos, patrullando los adarves de sus murallas. Se espera que la presencia de los felinos aleje a tan gamberros roedores.

Foticos, cortesía de Villena Cuéntame. 

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