Hace un par de añicos ya comentamos por aquí los trabajos de la catedrática villenense Rosa María Martínez sobre la bacterioruberina, uno de los pigmentos que le daban el colorcico rosa a las lagunas salinas de Santa Pola o Torrevieja y a los propios flamencos que rondan estos lugares.
Pues bien, ahora el grupo que dirige ha publicado un nuevo trabajo en Nature Scientific Reports, donde probaban la capacidad de este pigmento, de gran capacidad antioxidante, para limitar el crecimiento de células neoplásicas en experimentos in vitro con células de líneas de cáncer de mama.
Que vamos, que el asunto parece tener buena pinta y lo siguiente sería el probar su eficacia en tejidos grandes o con otros tipos de tumores. De ir todo bien podría estudiarse su viabilidad en el uso como tratamiento frente al cáncer, siendo un antioxidante obtenido del microorganismo alicantino Haloferax mediterranei, presente en las lagunas salinas de estas tierras nuestras.
Ojo con el rosa.
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