El caso es que, por tradición, hoy se come, sí o sí, la tradicional mona de Pascua. Todo mu bonico, mu dulce y con muchas frentes al rojo tras cascar el huevo de rigor. Pero... ¿Por qué comemos mona en pascua?. Al parecer la tradición se extiende por todo el este español, pero sólo en la Comunidad Valenciana se conserva sin tanto cambio como en Cataluña o Baleares, donde si pides una mona te dan una virgería de chocolates y dulces que parece sacada de la fábrica de chocolate de Willy Woonka.
Mona catalana. Para esto no son nada avariciosos... y se entiende. |
Según la tradición, la mona se la regalaba el padrino a su ahijado el domingo de Pascua. Era un bizcocho del tipo "pan quemao" adornado con un huevo de pascua en medio para darle forma. Los más ricos incluso se podían permitir el poner más huevos y azúcar. Vale, vale... pero ¿Por qué un huevo?.
Estas fiestas de Pascua derivan de la adaptación de la fiesta judía del mismo nombre. En el caso judío se celebra la liberación de su pueblo de la esclavitud en Egipto según el Éxodo. La iglesia fijó la fecha de la celebración de la muerte y pasión de Jesús en esta época (en los evangelios ni se menciona la fecha) en parte para hacerla coincidir con las fiestas paganas del inicio de la primavera... y de paso evangelizar con más facilidad a la población.
De esta forma el huevo (símbolo pagano de fertilidad por aquello del inicio de la primavera) se transformó, en un ágil símil improvisado, en una "alegoría del sepulcro de Cristo vacío" (muy imaginativos, los obispos).
Esto explica el hecho de que el huevo de pascua exista en muchas tradiciones germánicas y anglosajonas, donde, por cierto, pasan de mona a puro chocolate...¡Qué listos!.
Por último, añadimos que, siguiendo un curioso símil de "fertilidad primaveral", la longaniza se tomaba junto a la mona, como lo recuerda la famosa tonadilla villenera... y es que... ¡Venimos de Bulilla...! ...¿pero de qué venían... eh pillines?.