Es decir, que en las próximas embajadas, ambos bandos deberán hacer frente no sólo a la guarnición defensiva de turno, también se las verán con los obreros, maquinaria y materiales de obra.
En estas condiciones, en El Orejón nos imaginamos una hipotética embajada:
Moro: -¡Ah del andamio, del muro, o de la grúa!
Centinela: -¡Quién vive!
Moro: -Quien te estima, quien desea ser tu empleado de obra, un moro que te saluda.
Centinela: -De tu sindicato no tengo currantes, ni me acomodan...
...
Ese olor a pólvora, alábega... y a encofrao. |
... Bueno y así ya podéis imaginaros el resto.
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