sábado, 16 de junio de 2012

La Plaza y la dichosa acústica (Parte II)

Dejábamos la anterior entrada hablando de la influencia de la cúpula de la plaza de toros en la acústica del recinto. 
Algunos diréis: "¡Qué manía esa que os ha dao ahora con hacer entradas por partes!", pues es lo que hay pa ir cumpliendo con el cupo de "entrada por día" (si al menos tuviéramos más aportes... ejem, ejem... si os diera por colaborar más... ejem... guiño, guiño).


El caso es que tenemos esta enorme y fantástica cúpula dando guerra con la reverberación del sonido, y evidentemente, si queremos una plaza verdaderamente plurifuncional (sería difícil amortizar la deuda, con una corrida al año) y queremos concierticos y actos festeros como los últimos que se han llevado a cabo, habrá que darle solución al problemica del sonido.

¿Cómo solucionalo? Este efecto desagradable se produce cuando nos llega un frente sonoro y otro reflejado con una diferencia de al menos 2 segundos. Si lográramos impedir o reducir esa reflexión tan jodeora... 
Pues es tan simple como colocar una serie de paneles a lo largo del edificio que absorban el sonido, reduciendo considerablemente toda posible reverberación. Un gran ejemplo es el Palau de la Música de Barcelona, donde los ingenieros juegan con los paneles, paredes y telones para lograr el sonido perfecto para cada acto. No es cuestión de hacerse con planchas de un material carísimo, exótico y científicamente complicado, basta con simples telillas colganderas, para absorber el sonido y evitar reflejarlo.

¡Qué bonico! Podríamos aprovechar pa tender la ropa.

Y hablando de sonido y la cúpula, es ya famoso el cristal que se rompió hace un par de días. Tranquilidad, sólo está rota una de las capas, conteniendo los cristales la capa más interna, la de seguridad. Otra vez, medios y políticos hablan  y hablan, culpando del desperfecto al escándalo y alboroto del Aúpa Lumbreiras.


La intensidad de los altavoces que sería necesaria para romper este tipo de cristal sería la misma que la necesaria para reventar, literalmente, los tímpanos de los asistentes al concierto. Es decir que si te expusieras tal onda sonora te parecería más bien recibir un martillazo por todo el cuerpo. Sería más fácil cargarse la cúpula entera haciendo uso más bien de la frecuencia que de la intensidad del sonido. Lo decimos pos si a alguien se le ocurre traerse una cantante de ópera al coso. El causante del delito es más probable que fuera el fuerte contraste térmico que sufre la cúpula entera en estas fechas.
Asunto resuelto.

Por cierto, andamos un pelín faltos de aportes ajenos. Si te gustaría colaborar con cualquier entrada propia, en la columna derecha encontrarás un botoncico que pone: COLABORA.


PD: Por si hemos faltado a las sagradas leyes de la física y a la más rigorosa definición de términos, aclararemos que el eco es el fenómeno por el cual un sonido se refleja, regresando al emisor. Cuando la fuente de sonido (un tuba por ejemplo) deja de sonar y permanece un sonido reflejado se produce la reverberación. Como bien nos han explicado en un comentario lo que importa en términos acústicos es el tiempo de reverberación. Esto es el tiempo trascurrido entre la llegada del sonido original al receptor y la de sus reflexiones.

2 comentarios:

  1. Bien, a lo que se refiere a ECO esta mal definido eso es tiempo de reverberación, la solución acústica es màs complicada de lo expuesto y se debe trabajar el Tiempo de reverberación , así como la acústica geometrica

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    1. Muchas gracias por la aclaración, esperamos haber solucionado el problemilla con la definición.
      En cuanto a lo de la solución... por supuesto que es mucho más complicado. Sólo habíamos sugerido una así, a la ligera. Que lo bueno es la intención... je, je.

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