Pues desde ya se pueden montar desfiles de fiestas ya algo más normales. Eso sí, cada uno con su mascarrillica, un coordinador covid que controle el asunto (vamos, lo que vienen a ser los delegaos de toda la vida) y una separación con los músicos de al menos dos metros.
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| Ya pero... ¿Dos metros también entre los músicos? |
Así que por el momento, se acabó el truqui de ponerse en la última fila del bloque para ir pegaícos a los timbales, sintiendo a la banda vibrándote en el cogote.
Si ya había cabos de delante de un bloque que ni oyen bien a su propia banda, imaginaos ahora.
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