Ahora mismico, después de estos días de encierro domiciliario, ya uno empieza a ver los detalles sobre nuestros monumentos con otros ojos.
En especial a las ventanas de la torre del homenaje del castillo.
Uno siente cosas. Hasta empezamos a empatizar con cualquiera que hubiera estado allí preso.
No puede ser. Se nos está empezando a romper un poco el coco...
Es broma. Es que no sabíamos que colgar hoy,
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