Seguramente habéis oído alguna vez a las gentes de cierta edad el asegurar que en su juventud, podían bajar del Chicharra en marcha, echar una meadica, cambiar el agua al canario, marcar territorio, regar el campo (bueno, ya sabéis), sentarse un ratico y luego, volver a subirse. Todo esto, con el tren en marcha.
Pues bien. No parece tan de fliparse o exagerar si comprobamos que la velocidad media del cacharro que ha dado nombre hasta a atracciones de feria era de... Agárrate... Ponga usted cara de velocidad... Nada más y nada menos que 14,5 kilometracos por hora, de velocidad media, insistimos.
Ya puedes imaginarte a los pasajeros, faltándoles el aire. |
Eso es prácticamente un esprint de carrera ligera medio. Vamos, que en ciertos tramos de subida casi que podrías igualar a la locomotora en velocidad, simplemente andando ligero. Pero es que cuando iba bien de velocidad, podrías también adelantarlo fácilmente en bicicleta.
Normal que tardara en quebrar la V.A.Y. lo que se tardó en generalizar el vehículo familiar privado.
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