Pues a cuenta de tanto intercambio de declaraciones, jugadas y respuestas entre la peña taurina villenense y tó quisqui que quiere evitar las intentonas de corridas (Ayuntamiento incluido), se llegan a escuchar cosicas del tipo "Pues es que no pué ser, con esta moda moderna de prohibir loh toroh".
La cuestión es que sacamos entrada por aquello de "moda moderna". ¿Seguro que lo antitaurino es cosa de cuatro días? ¿Sólo se debería culpar a las modas animalistas posmodernas? Bueno, vale. Reconocemos que esto es solo una excusa para rescatar algunos aspectos de cierta tradición en la oposición a la tauromaquia y su mundillo en este santo pueblo.
Porque ya hubo un momento en que media Villena clamaba pidiendo que ya vale, que no le hacía ninguna gracia tener ganao bovino de bravura por la ciudad. Nos referimos a la que se lió allá por las fiestas de 1905, cuando en medio de una de las Embajadas, con toda la peña junta, un gracioso gritó aquello de "¡Que viene el toro!", provocando una señora estampida bastante grave. Al parecer se aludía a un evento real anterior, porque la gente se lo tomó muy en serio y casi dos décadas después supuso una de las fuerzas de reticencia a levantar la plaza de toros.
Y en aquella época, las Embajadas ya estaba mu concurridas. |
Si nos vamos al año siguiente, en el popular periódico cultureta El Bordoño, se aludía al "correr de los toros por la Corredera" o más bien a su puro apaleo:
Es un casico estupendoel toro en la Corredera,porque es lucha de un berrendocon cuatro ú cinco mil fieras.
Y es que ya para 1907 se acabaron prohibiendo en Villena estos actos, fruto de la fuerte oposición que se apreciaba en la prensa local y en distintos colectivos obreros. Hasta los "señoritos" bien del Villenense lo consideraban cosas "villanas y pueblerinas".
Esos, señores... Criticando con el meñique levantao. |
Pero por si queremos más remonte histórico, en esto de no tolerar ciertas prácticas, ayer recordábamos gracias a VC, la prohibición de celebrar "fiestas de toros con muerte" en todo el país por iniciativa del mismo Carlos III en 1789, cédula que permitió al Ayuntamiento de entonces evitar cualquier corrida en Villena, al menos durante toda una década.
Y este no tenía mucha pinta de animalista perroflauta. |
Vamos, que si se tira de Archivo Municipal, el municipio tiene una "real" excusa para seguir eludiendo posibles corridas. Si la tauromaquia es cultura, que lo es, la oposición a ella también, con todo su peso histórico.
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