Ya se van empapelando paredes y escaparates de toda la ciudad con la anual tríada de cartelicos festeros. Como casi siempre, aprovechando los formatos extra-grandes para tapar cristales de cuartelillos de peñas.
El de la romería, de Pedro Rodas Díaz:
El de la Revista Especial Día 4 Que Fuera, con homenaje a los mosaicos Nolla de la Casa del Festero:
Y el gordo, el cartel de carteles, el de Fiestas. Obra del cántabro Alberto González Mantecón:
Y como cada año, la polémica: ¿Por ser un pelín soso? ¿Porque ni se ve el texto? ¿Porque es muy genérico y no se aprecia la esencia festera villenera? ¡Pues no! Este año, el jugo del asunto no está en el cartel de Fiestas, sino en el de la Revista Día 4. Resulta que ninguno de los presentados cumplía con el requisito de hacer referencia al modernismo o los mencionados mosaicos y el concurso quedó más desierto que La Troya la noche de la Sangerbata.
Vamos, que la portada de este año es de encargo. Tampoco hemos sido tan perversos en la crítica este año, ¿No?.
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