Pues ahora que, así, de golpe, un martes por la mañana, se llevan las chacho campanacas de la torre de Santiago (tranquilicos, que es por lo de la restauración y pa dejarlas guapas)...
De paso se ha tocado el disco del reloj. La cuestión es que ahora, mirar hacia la torre resulta un pelín inquientante... Como si te mirase... Sin parpadear...
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¡Pijorra! ¡Ha vuelto! Y con vistas a media Calle Ancha. |
Por cierto... Menudo pedazo de campanicas que se gasta la torrecica arciprestal.
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