Cual ha sido nuestra sorpresa al toparnos con esta noticia, con jugo y lecturas de profundidad. Recordarán ustedes la llegada a nuestra ciudad, hace un par de años, de una pequeña población de ardillas rojas. Recordarán también que se instalaron en las Cruces y que alguna pareja, aprovechando el castillo vacío por las reformas, se convirtieron en los nuevos dueños de la fortaleza.
Y no pagan el alquiler... los muy roedores. |
Hasta ahí bien, pero resulta que ahora, con la reapertura de la Atalaya a a las visitas, las han pillado infraganti. Al parecer, Doña Constanza y Don Juan Manuel (como se las bautizó en V.C.) tienen cierta predilección gastronómica por esas gruesas y bastas líneas blancas que "decoran" la torre del homenaje y pretendiendo conservar el despiece almohade, han despertado la polémica.
Vanguardia gastronómica en el mundo de la ardilla roja. |
Con sus dientecicos de roedor royente, roen y rascan lo restaurado, saltándose a la torera el 1% cultural invertido y parecen hacerlo con saña, pues ya se aprecian los daños de su extraña litofagia.
Mirad, cómo recorta en silueta... en pleno acto vandálico. |
Los responsables de la restauración, bromeando con que si no les gustó la reforma de su casa a las traviesas ardillas, han tomado medidas y ya hoy se pueden ver "centinelas" gatunos, patrullando los adarves de sus murallas. Se espera que la presencia de los felinos aleje a tan gamberros roedores.
Foticos, cortesía de Villena Cuéntame.
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