Sí, hay que tener en cuenta las fuerzas de este universo
nuestro en el que vivimos, sobre todo si se trata de llevarte 1000 millones de
voltios de regalo. Eso es lo que no se tuvo en cuenta (con la suficiente
antelación) hace ya sus meses cuando un simpático haz de plasma, más caliente
que el mismo sol, le soltó un buen pescozón al monumento por excelencia de
cuantos poseemos.
Efectivamente, se trata del maldito rayo que inutilizó toda
la nueva tecnología y acabado de la torre del homenaje del castillo de la
Atalaya. Esos euricos que costaron los cachivaches se echaron a perder
doliéndole al villenero medio en su bolsillo más que en la salud estética de la
fortaleza, y aún más al saber que nos quedaban un par de días para que el
seguro se estableciera. ¡¡Brrrrrrrrr!!
El caso es que nunca, never and ever, había caído un rayo en
el castillo, ni siquiera en el de Salvatierra, que allí arriba parece llevar
todas las papeletas. No cayó ni cuando Yusuf, ni cuando el Cid, ni cuando el
comendador de Alcañiz, ni nunca. ¿Pur qué? (Vuelve a preguntar Mou)…
Pues precisamente por las dichosas pantallitas y cablecicos
que ahora decoraban sus paredes. Todo aquel que como mínimo tenga educación
primaria sabrá (o al menos intuirá) que el CaCO3 de las rocas del
mampuesto no es que se diga un buen conductor de la electricidad. Eso sí, que no falten
metales ni cables, ni sensibles circuitos para el turista. Evidentemente
estábamos haciendo de la torre una atractiva golosina para la ira de Júpiter,
una autopista a lo bestia para una horda de irresponsables electrones al
volante (metáfora mode: full on ).
![]() |
"Mala estroza melonar" |
El caso es que el rayo impactó en una de las almenas de la
torre y en una de las ventanas, atravesando todos los circuitos eléctricos
llevándose a su paso pavimento, embellecedores y sistemas multimedia. Ya sé que el impacto era poco probable (1 entre 2 millones de posibilidades), pero hubiera estado
mejor que se colocase el pararrayos antes de todo elemento susceptible de
hacernos llevar un buen calambrazo.
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