Mucho crío esta temporada de cosecha en lo del Rabal, tanto que solo ellos ocupaban la ermita de San Antón.
El asunto se trasladó de la explanada del castillo a San Antón más por el riesgo de fuertes vientos que por la lluvia, pa gusto y disfrute de las criaturas a los que les hicieron el paripé a cubierto.
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