Acabada la embajada del Día 8 y tomada la Atalaya por los cristianos, Villena debe asumir una de esas cosicas que duelen, pero que hay que hacerlas. Vienen los de Biar y se nos llevan a La Mahoma. Luego nos pasamos meses ansiando el día de ir otra vez a por ella. No sólo porque se le tenga tanto cariño, como aquella especie de competición de "a ver quién te quiere más, papá o mamá." Ahora resulta que podemos argumentar motivos de buena salud para asegurar su estancia villenera. Pues resulta que esos motivos los encontramos en el Leicester City. ¡Ahí es ná!
Este humilde equipo, muy british ellos, llegaron a ganar el pasado año, contra todo pronóstico, la Premier League inglesa. El caso es que, como remarcaba José M. López Nicolás en el Naukas Bilbao de este año, una de las claves de la victoria la dio el propio nutricionista del equipo. Les atiborraba a un zumo bien cargadico de ciertos nitratos, que ha demostrado ser capaces de aumentar algunos aspectos del rendimiento, aspectos que coinciden con los que demostraron no tener rivales los jugadores del Leicester.
¿Y qué es lo que les daba? Pues nada más y nada menos que zumo de remolacha. Remolacha, bonicos, eso con lo que los de Biar dicen que inflem a la móvil efigie. Mientras que en la pequeña villa del este le dan rollets i fogasses, embozándola a base de puro azúcar, nosotros ponemos a punto a La Mahoma para hacerla capaz de levantar la copa de la competición anglosajona.
Mens sana in "efigie" sana. Sólo así puede mover brazos y cabeza con tanta gracia y energía. Pa que luego se quejen.