De cara a la próxima segunda edición del Pasaje del Terror que trasformará todo el barrio del Rabal, la noche del 31 de octubre, seguro que los mocicos de Las Pencas de la Laguna y los Nabos del Pinar tienen preparado un plantel de horrores muy variados para helar la sangre a los visitantes.
Sin embargo, desde este humilde blog proponemos para amenizar el trayecto un listado de verdaderas atrocidades, criaturas terroríficas de nuestra tierra que ningún villenero preferiría llegar a conocer en su vida:
El Orejón Sordo:
Zombificado y enloquecido por los años que ha permanecido perdido y errante, alejado de su pueblo, el orejón ha regresado para clamar venganza a aquellos que ordenaron demoler su torre. Viene con mu mala leche y peores termitas.
La Deuda Municipal y su primo El Techo de Gasto:
Si hay algo que a lo que temer de verdad es a esta pareja que quita el sueño a medio pueblo y la paga al otro medio. Separados pueden parecer inofensivos... pero juntos son la peor pesadilla villenera.
El perro-hombre del Saborit:
Criatura feroz donde las haya, la mascota del Sabo fue mordida por un cliente algo enfarinao del Colo y ahora, cada luna llena o cada festival de rock, se metamorfosea en una fiera capaz de suplicarte a base de zarpazos que le invites a una cervecica.
Los Restauradores del Castillo:
Dementes sin respeto a nada, no dudarán en decorar todo el Rabal de parches de tapial y rallicas blancas de falso almohade. Tened cuidado, pues si te asaltan en plena noche son capaces de clavarte a la fuerza en tus encías tus propios dientes de leche, en plan "es que es para explicar cómo te han construido".
La SGAE:
Eso que en su día fundó el más ilustre villenero por una noble causa es hoy un monstruo... capaz de provocar guerras internas festeras, vampiro que sangra a las comparsas y se ceba con la pasta de la música de fiestas.
El Pleno Municipal:
El culmen de la locura. Un verdadero "circo" de los horrores donde uno es capaz de escuchar a un y otro lado los más diversos disparates y que por mucho que pasen los años y legislaturas sigue sorprendiendo hasta al más anciano ciudadano.
El Fantasma de la Máquina de Chicles de la Jijonenca:
El espectro de engranajes y mecanismos ansían vengar su desaparición de su mítico emplazamiento, en aquella vieja pared de la Corredera. La expendedora, en su día un dios inerte de la juventud villenera, grita hoy con ira, ametrallando con monedas y boomers con cromos a quien se interponga en su camino.
Esto sólo es un ejemplo de nuestras particulares criaturas de pesadilla.
Que ustedes los teman bien.