El Orejón. Colabora

martes, 16 de octubre de 2012

Dos golpes medioambientales a Villena

Este pasado fin de semana nos hemos topado con dos malas noticias respecto al medio natural villenense. La primera hace referencia a la trágica pérdida de una emblemática planta de nuestra ciudad. Se trata de la alta palmera que preside el Patio del Festero, en pleno corazón cultural de Villena, que ha sufrido la desmedida invasión del dichoso picudo rojo de las narices, coleóptero que se está extendiendo los últimos años por nuestra ciudad amenazando nuestras palmericas.

El maldito bicharraco, ya adulto.

El bicho la ha perforado llenándola de larvas, unos gusanos que dejan buenos canales en la zona alta de la planta. Estos días iba perdiendo sus palmas más altas y jóvenes, hasta que empezaron a caer con mayor frecuencia delatando por su aspecto la infección.


Dentro de poco será talada, tratada y quemada protocolariamente por la brigada de la Generalitat. Descanse en paz palmerica, las fiestas no serán lo mismo sin tu sombra.

Una instantánea del asesino

El otro caso trata del vertido accidental del aceite hidráulico del sistema de pistones de un camión de la basura (cuanta preposición "de" junta). Fue tal el derrame que se expandió por una gran extensión, obligando a cortar el tráfico en algunas calles y carreteras. 

Mg4Si6O15(OH)2·6H2O, nuestra gran amiga.

Suerte que los bomberos tenían para estos casos kilos y kilos de sepiolita. La sepiolita o Mg4Si6O15(OH)2·6H2O para los amigos, se trata de un filosilicato de una altísima porosidad (flota en agua) con propiedades absorbentes que es muy empleado para retirar vertidos de este tipo, cual esponja recogiendo agua.

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