El ser humano es un animal social. Si no es dentro de una comunidad, con otras personas, difícilmente puede sobrevivir. De ahí surge ese instinto tribalista. Viene de la defensa del clan que nos protege, al que pertenecemos. Trazamos arbitrarias líneas imaginarias estableciendo que, de aquí p'acá esto es un "nosotros" y de aquí p'allá es un "ellos". Porque es más fácil no pensar que asumir la realidad. Que todos en el fondo somos iguales, con las mismos defectos.
La evolución del concepto pueblo-nación en el siglo XIX se sacaba de la manga las más tontas excusas para justificar cualquier exceso de chovinismo local, separador, unificador, o en plan "quítate tú pa ponerme yo". Así que la próxima vez que os venga un flipado, enarbolando una bandera que considere "suya", con saña y prepotencia, ya sea la rojigualda, la estelada, la de la comparsa de andaluces o la de Narnia, mandadle este hilo de un señor de twitter:
¿Conocéis la historia del Señorío de Villena? Es interesante. Me gusta usarla como ejemplo de entidad protonacional pic.twitter.com/zyG4bOPxEe— Declan, ese cura (@PDeclan) 29 de septiembre de 2017
En serio haced click y echad un ojo a este hilo entero en twitter.
Menos mal que, en esta noble ciudad, cuando nos flipamos es solo pa Fiestas, pa la música, pa moverse y para hacer aún más juerga y fiesta. Que si no, mejor bajarse de este mundo, en la siguiente parada.
Bueno, si es que llega el piojo.
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