Majestuosas, robustas, bellas, de mágnificas y armónicas curvas y aristas... Así de melosicos se ponen los guías turísticos cuando describen las famosas columnas de la iglesia de Santiago a los visitantes. Ya pero... ¿Os habéis parao a pensar cómo pijorra hacían para torsar y retorcer estos gruesos pilares?
Vaya columnas más "enrollás", colega. |
El listo de turno dirá "Pues mu fácil: Se talla la piedra de cada sección con la torsión y curvatura adecuada y luego se ajustan al montarlas". Vale, listos, que sois unos listos, pero es que a nosotros no nos mola tanto la idea real. Dejas más impresionados a los turistas si les empiezas a vacilar con otro proceso de construcción:
1. Preparas el material, bricomaníacos.
2. Tomas medidas.
3. Echas cuentas.
4. Te echas la siesta.
5. Lo montas...
6. ...Y coges la columna y empiezas a retorcerla con tus propias manos.
-"Y así de sencillo, amigos, nos hemos montao, una bonica iglesia Arcipestral". |
¿Que parece difícil curvar la sólida roca caliza a pulso*? Claro, los de Bricomanía no tienen en cuenta que no todos somos vascos. Por eso seguro que los arquitectos medievales del gótico tardío catalán ya sabían truquicos secretos de la NASA para manipular materiales a su antojo. O eso o se nos ha ido un poquico bastante la olla.
Very Easy... lo mismo una toallica espacial que una columna de carga monumental. |
Al menos soñar es gratis y nos mola imagiar a la peña poniéndose morá al "helicoidalizar" semejantes moles.
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*Vale, Jose Fernando nos ha echao la bronca: No son columnas helicoidales, el término correcto sería columnas torsas.
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