El Orejón. Colabora

lunes, 2 de septiembre de 2013

"Unas horrorosas fiestas brutales y bárbaras"

Eso es lo que les parecía nuestras queridísimas fiestas a los madrileños del siglo XIX, una tradición primitiva, salvaje y brutal, hecha por descerebrados que incendian toneladas de pólvora sin orden y lo bestia. O al menos eso es lo que recogía la prensa a tenor de una de las mayores desgracias ocurridas en nuestra ciudad.

Menos mal que ni mencionaron
lo que le hacíamos a la Mahoma.

Resulta que el 28 de septiembre de 1883 estalló toda la reserva de pólvora de fiestas, cuando permanecía guardada en una casa particular de la calle San Cristóbal (entonces había otro concepto de la seguridad). Parece que la compraron muy pronto o que sobró bastante de las fiestas que se acababan de celebrar, porque el pedo resultante se llevó por delante la vivienda en cuestión y las dos casa adyacentes, volando éstas por los aires y dañado gravemente media manzana. En total, 18 muertos reconocidos, varias partes de cuerpos humanos dispersadas por campo y ciudad (a saber de cuántas víctimas) y un buen número de heridos.

"¡Noun! ¡Pos no voy y me encuentro una pierna en el cesto!"

Normal que la prensa viera jugo en el morbo de la catástrofe y fuera publicada la noticia en muchos medios nacionales. Según el artículo del Primi, premio Alfredo Rojas 2013, se conocen varias publicaciones que se hicieron eco del suceso: El Liberal, La Iberia y La Vanguardia. Pero el que más llama la atención es El Criterio Médico, que ponía a los villeneros a la altura del betún, con lindezas como ésta:

"...una función simulacro de moros y cristianos que celebran sus habitantes la fiesta de su patrono San Miguel (¡¿?!). Esta función se verifica desde tiempo inmemorial, produciendo siempre víctimas por el disparo de los arcabuces, sin que el alcalde ni ninguna autoridad se opongan á tan bestial diversión."

Si os ha sorprendido el no saber ni quién es la patrona de nuestra ciudad esperad, que hay más:

"...Ya que la escasa ilustración de los habitantes de Villena les conduzca á festejar á sus santos con funciones propias de la Nigricia ó Cafrería, pudieran las autoridades en uso de su legítimo derecho, poner coto á tales desmanes prohibiéndolas terminantemente."

"¿Salvajes quién? ¿Nosotros?"

Vamos, que no sólo nos faltan al respeto sino que se atreven a pedir la prohibición de las fiestas. En caso de haberlo logrado sí que sabrían lo salvajes y bestias que podríamos llegar a ser... un septiembre sin fiestas en Villena... la última vez que se prohibieron casi matamos al alcade e hicieron falta refuerzos de 200 guardias civiles para parar la revuelta (Echad un ojo a los sucesos de 1909).

A ver quien es el guapo que se atreve a prohibir las fiestas...
que 15.000 festeros cabreaos no los para ni la virgen.

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